jueves, 30 de mayo de 2013

Luz de luna en un desierto sin agua




                                                    Foto: Contenedor de Nubes. Daniela Tarhuni
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Luz de luna en un desierto sin agua,
Labios y mirada al horizonte.
Hace un rato se fue la presencia blanca
La sabana transparente y el alo reconfortante.
Hace un tiempo que ando sólo degustando
Mi mirar:
            Los cactos espinosos
            Las flores rojizas y amarillas
            El oscurecimiento del día
            El vuelo de las brujas

Más allá en el monte plateado
Se mueve el venado.
Más allá, cerca del cielo, el búho
Habla y ordena el cosmos.
El águila acecha a su presa.
Mi piel descansa sobre la arena áspera.

Es momento de silencio, dijo una cascabel,
Bajo el rayo de sol del medio día que pasó,
Un ayer, hace tiempo.
Cautela, caminó el puma con pasos avisados
Entre los matorrales,
En el suelo, un chuzo Huichol.
Es momento de la pregunta,
Guía Tatahari, Dios del fuego.

Eufemio Franco Pimentel
29 de mayo 2013

lunes, 13 de mayo de 2013

La inmortalidad del cangrejo


  

 A mi Felo querido ahora que cumple sus 2000 años.
Me duele la cabeza, como si esta le pesara al cuello, como si tuviera un sueño atrasado esperando la hora de dejarse fluir. Es un extraño aletargamiento que va consumiendo mi tiempo en un paso que parece no decir nada, es como si sólo se escurriese el agua por la alcantarilla hasta llegar al drenaje profundo.

Trato de leer pero las palabras se pierden en oraciones y luego en párrafos que carecen de sentido. En otros momentos he dicho que es como si “el texto me sacara” por que mientras mis ojos avanzan por las pesadas filas de letras mi pensamiento se vuela hacia cualquier otro lado del mundo. A veces para imaginar lo que vivo con mi novia y lo delicioso de sus besos, senos y caderas; a veces para enclavarme en problemas reales y de carácter inmediato como las cuentas de hacienda o alguna otra de ese tipo de actividades.
Algunos días, también, imagino acerca de si los filósofos deben tener libertad para pensar, y qué significaría esa libertad, o si los filósofos son gente que pone atención a lo que le rodea contradiciendo que sean personas que se encuentran abstraídas de la tierra. En otras palabras, me la paso pensando en la inmortalidad del cangrejo, por cierto, un cangrejo que avanza dando tumbos a lo largo de la vida y los escalones de la muerte.
De esta manera, en el texto dice que la sociología tiene diferentes métodos para abordar la realidad y que cada uno de éstos esconde una idea acerca de la humanidad y la forma en que se constituye la sociedad, y luego, muy al final el conocimiento. Y cuando me doy cuenta caigo en que yo estaba mirando por la ventana tratando de entender que la libertad del pensamiento se da justo en cada uno de los pasos del cangrejo de su inmortal vida. Son pasos que son lógicos y que requieren tener clara la coreografía completa, por mucho de que ésta sea el ritual de un dios pagano, opuesto a las creencias que tenemos.
En un intento desesperado por regresar al hilo de las letras, escritas por Bobes, en un texto metodológico, donde especifica que: “Esto implica: primero, una relación con el movimiento mismo, con sus militantes -conscientes de ser parte de un conflicto general-; segundo, ir más allá de los discursos ideológicos y descubrir el pensamiento de los grupos sobre sí mismos, y tercero, descifrar lo que está en juego para ellos. A tal efecto es preciso establecer una relación fuerte (y adecuada) entre el autoanálisis del grupo militante y la intervención del sociólogo.”  
Pero el cangrejo avanza insistentemente tratando de reflejarse y, entonces, de encontrarse a sí mismo en lo que le toca de esa realidad ¿qué parte de su andar responde a los acontecimientos expresados por el sociólogo? ¿cuál es la realidad a la que debe poner atención y que no depende de su pensamiento? Es difícil andar con los pasos del cangrejo, la realidad es tan omnipresente como limitada, de acuerdo a la manera en que a esta se le concibe. El ser cognoscente se dirime entre los límites de su propio pensamiento y los valores que defiende como verdades, escuchar lo que nos parece incomprensible es como una agresión que nos hace trastabillar. No es que cause admiración la existencia de argumentos que defienden lo “indefendible”, sino que además, causan repulsa y se vuelve incomprensible la manera en que se describe así mismo el “otro”. 
Eufemio Franco Pimentel
14 de mayo del 2013

Metáforas que marcan de por vida



Las ciencias sociales parten de una metáfora. Muchas veces las metáforas indican imágenes que no logran atraparlas completamente. Hay niveles de metáforas como las que se expresan en un poema, en las relaciones cara a cara, en el leguaje cotidiano. Hay metáforas que buscan explicar elementos indecibles y o netamente sin posibilidades de comprobación, tales como la religión o las elucubraciones que la filosofía hace con respecto a la ontología. Como sea, las metáforas hacen clara la diferencia entre el lenguaje y la realidad que describen.
¿Qué tipo de conocimiento se debe tener como base para hacer una reflexión acerca de la humanidad? ¿Qué tipo de información debe contener la metáfora que haga loable una determinada explicación acerca de la sociedad y su realidad? ¿Dilucidar sobre el origen de la especie humana, en realidad, es algo que los científicos sociales debemos tener como dado?
En la historia de la humanidad se han planteado varias formas para explicar el entorno, la ciencia se inscribe en esta articulación de conceptos que dotan de significado y sentido a la realidad. Quien posea la versión más aceptada del origen de nuestra actualidad tendrá, entonces, una fuerza ante el mundo impresionante. Tener segura la fuerza de la credibilidad y los argumentos suficientes para indicar el camino que enarbola “lo que se piensa que fue” acerca de “lo que fue”, hace posible convencer acerca del presente y de lo que está siendo, de lo que se supone será. Quien tenga la versión más aceptada tendrá el poder de imponer lo que se establecerá como saber.
Un día comenzaron las cosas justo cuando salía el sol. Y se plantea la observación de los astros como referente social, como indicadores del designios de las fuerzas divinas y el mundo de esa sociedad se regía en armonía con los hacedores de la vida. Otro versión. Suponer que las sociedades son la suma de los individuos que deciden libremente juntarse entorno a una comunidad presupone el desarrollo de teorías sociales inscritas bajo una línea iusnaturalista, de índole contractualista.
Comprender a la sociedad como un artificio construido voluntariamente por los hombres contiene una serie de implicaciones epistemológicas, ontológicas y metodológicas que se expresan en el resultado de las investigaciones. Luego, cuando se plantea que la sociedad existe antes que el mismo ser humano, no sólo se le está dando un giro a la propuesta contractualista sino que también derrumba gran parte de los saberes establecidos por ellos. Es plantear que el ser humano se forma en la convivencia y, podría comprenderse, que el pensamiento es un ejercicio social más que individual.
Me parece que cuestiones tales como el origen, la unidad de vida, y la verdad son temas que en todo discurso se presentan. El origen, como pregunta ontológica muchas veces recae sobre la idea con que se estructuran como sociedad y sus vínculos con seres divinos. La unidad de vida se refiere a la concepción del tiempo en la vida de un ser humano individual ¿Cuándo empieza y acaba la vida? Luego entonces la verdad como la expresión de un discurso que se construye como un marco valorativo que guía el actuar de los seres humanos. El matiz con que cada una de las culturas resuelve, sobre estos temas, tiene implicaciones en la organización de la estructura social.
En este sentido, cabe la posibilidad de que las ciencias sociales participan dentro de la conformación de lo que, en el presente, consideramos como verdad. La ciencia como esa parte activa que otorga los mecanismos infalibles para evitar la sustitución de la razón como eje motriz del pensamiento humano, tal como lo fue el dedo de dios. El estudio de las ciencias sociales no debe ser comprendido lejos de estas reflexiones, pues,  situar los principios de las ciencias sociales como una metáfora puede ser comprendida como una argucia con el poder de descalificar toda pretensión de validez..
Eufemio Franco Pimentel
17 de septiembre 07