lunes, 12 de octubre de 2015

Sujeto a sí mismo




Siempre existe para donde ir, al final del camino.

Imaginé primero que era un ser que estaba inmerso en un lugar oscuro, que me encontraba sujeto e inmerso en una corriente que sólo avanzaba en una sola dirección. Me desesperé y luego decidí romper con todo. Quizás ese fue el verdadero momento de iluminación. Después seguí caminando hacía la luz empujado por una emoción de dolo, de deseo.

La luz al final del túnel, como la metáfora del nacer o del morir, pero también puede ser la parte en que el hombre decide salir de la cueva de las representaciones. Resultaría interesante ver que estas serían tres formas de liberarse, salir a la luz para quedar alejado de la sociedad en un estado de contemplación, como los monjes en los monasterios del medio-evo; salir a la luz para liberarse y contemplar el conocimiento eterno, tal como lo propone Sócrates antes de morir o algunas de las diferentes religiones que afirman vida después de la muerte. 

Quizás la salida y liberación de la cueva de las representaciones significa dar el paso para dejarse caer en el abismo deslizándote sobre una mejilla, como una lágrima que cae, ahora eres libre porque de ti depende la responsabilidad de tus actos, ya no habrá nadie de quién agarrase para aliviar culpas o resolver entuertos.


Al final una lágrima que se ha liberado ya sea saliendo a la vida, ya sea entrando a la eternidad o simplemente dejándose caer en las manos de su propia voluntad. Es, después de todo, del abismo, de la libertad o de la mejilla por donde se desliza, es una lágrima de júbilo y felicidad. Es una lágrima que se queda sujeta a sí misma.

Eufemio Franco Pimentel

5 comentarios:

  1. Y si es la lágrima en sí misma, un horizonte de posibilidades y si capaz, no es tan "jubilosa o feliz?", y más bien, melancólica o indignada??

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  2. Y si es la lágrima en sí misma, un horizonte de posibilidades y si capaz, no es tan "jubilosa o feliz?", y más bien, melancólica o indignada??

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  3. se deja fluir hasta sentir qué se es liberada por sí misma.

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  4. se deja fluir hasta sentir qué se es liberada por sí misma.

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  5. me recordó este poema de Pizarnik:

    Pero esta inocente necesidad de viajar
    entre plegarias y aullidos.
    Yo no sé. No sé sino del rostro
    de cien ojos de piedras
    que llora junto al silencio
    y que me espera.

    Jardín recorrido en lágrimas,
    habitantes que besé
    cuando mi muerte aún no había nacido.
    En el viento sagrado
    tejían mi destino

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