Imaginé los parajes más
lindos de la ciudad prendido de tu mano. Busqué el destierro de todos los
fantasmas y encontré el derrotero.
Me lancé hasta donde pude para encontrar tu
verdad y sólo encontré la muerte. Me preocupé por levantarla entre mis brazos,
cerca de mis besos, pero ya era un cuerpo inerte.
Señalé un punto en el
firmamento y prometà que ahà serÃa tu nueva morada...
Al regresar la mirada a
la tierra mil civilizaciones habÃan derrotado al ojo que escucha, al oÃdo que
ve, al espÃritu de la esperanza. Mil hombres de todos los colores peleaban por
ser diferentes ante la luz que sólo ilumina la superficie.
Caminé dando tumbos
entre las sombras del olvido, atravesé la Calzada de los Muertos, escupà tres
veces sobre tu ausencia.
Con el último esfuerzo
logré solicitar que nadie me molestase, elegà la soledad como el refugio
perfecto en donde todo se desvanece. Desaparecà de tu mirada.
Eufemio
Franco Pimentel
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