miércoles, 25 de junio de 2014

Café por la mañana

En el centro de la tierra, mis piés. En el centro del corazón, mis ojos.

Dirán que el corazón sana cuando las imágenes se desvanecen.

Que las calles del centro son lindas cuando están solas y las hojas de los árboles vuelan, amarillas, entre el viento del otoño.

Estarán por indicar que uno está superado cuando el murmullo de la gente interrumpe el silencio del recuerdo.

Cuando el sol pinta el andar de las sombras alargadas y las desvanece hasta pintar el crepúsculo y luego la noche.

Dirán, que el futuro se anuncia a través del aroma de una tasa de café.

Yo, por mi parte, he olvidado “esperar”, es decir, me quedé esperando, incluso, después de que ya no sabía qué era lo que esperaba o qué esperar. Yo sólo estaba esperando.

Encontré palomas en dónde antes dejé migajas de pan, esas que puse para que le señalaran el camino de regreso; también estaban ahí, las plantas que alguien sembró en mi jardín.

Pero las hojas de los árboles terminan por caer, las sombras por desvanecerse, el brillo de sus ojos se opacan mientras su rostro desaparece.

Se dirá que habrá verdades que aprendes y te marcan.

Cuando las hojas yacen en el suelo la vida les pasa por un lado, nunca más por adentro. Son las sombras esqueléticas de algo que vivió, que fue verdad.

Los fantasmas hablan en tanto que siguen teniendo algo que decir, verdades que no se dejan aprehender fácilmente, que tensan los intestinos y provocan extrañamientos.

Pero ya todo eso se ve como un accidente de esos que pasan, como la caída de un meteorito o el nacimiento de un volcán, como algo que pasó y ya. Las sombras se desvanecen mientras tomo café por la mañana.

El futuro se anuncia a través del aroma del café. El matiz frío de la objetividad y una subjetividad que tiene miedo de volar. A veces se ve tan hueco como ese pasado que se diluyó, a veces, con un poco más de brillo que el presente en que se vive.


Eufemio Franco Pimentel


Junio 2014

2 comentarios:

  1. "[...]verdades que no se dejan aprehender fácilmente, que tensan los intestinos y provocan extrañamientos."; esta la siento ahoritica, y -justamente- se me clavó y me llego hasta los intestinos....

    "El futuro se anuncia a través del aroma del café."; lo he pensado siempre, mientras veo como se refleja -la frase- en la bolsa del chorreador con olor a naranjo en flor; me gusto carnalito!!!!!

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  2. En esa medida, la efectividad de la promesa democrática, como la de la promesa comunista, conservará siempre dentro de sí, y deberá hacerlo, esa esperanza mesiánica absolutamente indeterminada en su corazón, esa relación escatológica con el por-venir de un acontecimiento y de una singularidad, de una alteridad inanticipable. Espera sin horizonte de espera, espera de lo que no se espera aún o de lo que no se espera ya, hospitalidad sin reserva, saludo de bienvenida concedido de antemano a la absoluta sorpresa del arribante, a quien no se pedirá ninguna contrapartida, ni comprometerse según los contratos domésticos de ninguna potencia de acogida (familia, Estado, nación, territorio, suelo o sangre, lengua, cultura en general, humanidad misma), justa apertura que renuncia a todo derecho de propiedad, a todo derecho en general, apertura mesiánica a lo que viene, es decir, al acontecimiento que no se podría esperar como tal ni, por tanto, reconocer por adelantado, al acontecimiento como lo extranjero mismo, a aquella o aquel para quien se debe dejar un lugar vacío, siempre, en memoria de la esperanza —y éste es, precisamente, el lugar de la espectralidad—.(Derrida; 1993: 79)

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