domingo, 19 de agosto de 2012

El Jinete de la Transparencia. "Soledad"



Reflexiones de un distinguido y poco conocido, del jinete que camina errante, sobre su caballo de cartón, por el mundo. Librando batallas con su espada defendiendo a la humanidad. Nadie sabe su sexo, a nadie le interesa, todos lo invocan y pocos lo conocen, nuestro amado “Jinete de la Transparencia”.
 

Cuando reflexiono sobre la palabra soledad, comienzo con la visualización de algún personaje parado a la orilla del abismo. No sólo se descubre de pronto sólo en su vida, sino que también (apenas se da cuenta de que está frente al abismo), él está sintiendo cómo es que su pasado lo empuja poco a poco al precipicio.
El sueño continúa por varios caminos, en algunos mi amigo imaginario camina descalzo sobre tiras de vidrio hasta llegar al vacío. En otros momentos, el sueño, atraviesa por un campo de aceptación y resignación -esos recuerdos que se consideran como los pilares que sostienen la maldita soledad- y bajo un sentido de egolatría, mi héroe, acepta toda la maldita culpa.
No sé a qué se deba, pero el camino de los deprimidos lleva una secuencia extraña, van atrapados en una línea especial que brinda las fuerzas suficientes para no caer, pero no tantas como para lograr levantarse. La soledad tiene sus propios mecanismos para no permitir salir a su inquilino, para condicionar la sonrisa a la sinceridad y la carcajada a la sátira, va haciendo más sensibles las pequeñas zonas perceptoras de dolor para sumir, nuevamente, a nuestro héroe en la reflexión y el anhelo.
Después de cierto tiempo, el deprimido grita con la fuerza del aire contenido en sus pulmones -¡los procesos de aprendizaje me están matando!- no debe ser para menos, el aprender es una actividad de autoflagelación. La información comprendida, cuando se encuentra bajo el proceso de asimilación, puede provocar que todas las concepciones adquiridas por nuestro guerrero a lo largo de su vida, vuelvan a ser sometidas a un proceso de validación.
Nuestro héroe sigue parado frente al abismo, el formar conocimiento es una actividad dolorosa a la que se enfrenta el ser cognoscente, su pasado lo empuja a la nada y, estando en la soledad, el vértigo se siente antes de comenzar a caer. La sensibilidad frente al dolor trastoca y revalora la idea del propio ser al grado de la negación de todos los valores construidos hasta ese presente, es decir, la negación de esos valores que te suponen a ti frente a ti.
Siempre al borde del abismo. El problema no es el replanteamiento del todo, el problema radica en el miedo a perderse en la redefinición. Esta vez nuestro héroe, tal vez por que sabe que puede revivir, piensa en la posibilidad de morir para dejar de sentir ese vertiginoso hilo que se cierra sobre su cuello, en morir antes que sentir esa extraña sensación de estar solo. Morir antes que sentirse acompañado de todos sin que en ninguno se pueda abandonar y dejarse ir. La muerte para escapar de esa aplastante incomodidad, para renacer amante de la soledad, de su soledad.

Efrapi/ 2008

1 comentario:

  1. Qué chingón que tus palabras llenen de sentido mi existencia! Te lo habría dicho en casa, hoy, durante tu visita, pero el tiempo nunca me alcanza: me llevas por tres grandes pasos, pero ¿no te parece paradógico? seguimos caminando juntos. Abrazos.

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